Dentro de las rutas clásicas de los mochileros está recorrer el sur de Perú y luego Bolivia, cruzando por el costado del Lago Titicaca. El primer destino que encontrarás entonces será una pequeña ciudad que comparte nombre con una paradisiaca playa brasileña: Copacabana. Pero no te confundas, aquí no encontrarás ni palmeras, ni un mar cálido, ni mucho menos gente en paños menores. En pleno altiplano a orillas del lago más alto del mundo, esta pequeña ciudad se levanta gloriosa mirando aquel eterno lago que parece un océano.
Es un lugar extraño, si bien está lleno de turistas es capaz de tener un rastro de autenticidad que hace enamorarse de sus empinadas calles y sus tranquilos botes flotando en las frías aguas.
Desde allí se puede emprender rumbo a uno de los mejores lugares de Bolivia, la Isla del Sol. Esta isla se encuentra ubicada a casi una hora desde el puerto de Copacabana, probablemente quien maneja el bote ofrecerá dos destinos: norte o sur. Para un primer viaje recomiendo el sector sur, pero si tienes tiempo, puedes pedirle que te deje en el norte y cruzar al sur caminando a través de la isla. Allí hay hostales y ofrecen un buen servicio en general. Cabe recordar que cobran por entrar a la isla unos 5 bolivianos, y además muchos niños se ofrecen para guiarte en busca del hostal (cosa poco recomendable pues te sacan más plata y ya están arreglados con algún dueño).
Respecto a esta isla, es maravillosa, puedes ver el lago Titicaca en todo su esplendor, aprender un poco de historia, conversar con sus verdaderos y puros habitantes, mirar las estrellas al anochecer y caminar a través de ella en un encuentro directo con la naturaleza.
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